Crónica de la pájara que da cuerda al blog

Para terminar la semana con un poquillo de nivel, voy a intentar hacer un monográfico del libro que me ha tenido ocupada durante los últimos cinco días: la Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, de Haruki Murakami.
Con nada menos que 900 páginas (al menos, en la edición de bolsillo de Tusquets), es la primera novela en muchos años que ha conseguido tenerme pendiente durante horas de un capítulo tras otro, al extremo de haberla terminado en sesiones de lectura maratonianas.
¿Y qué cuenta la crónica del pájaro? Pues...aún no lo tengo claro. Podríamos definirlo como "un tipo conoce un montón de gente extraña, mientras aparece su gato. El resto lo cuenta David Lynch", y todavía me quedaría corta. La historia comienza con una llamada completamente extraña que recibe el protagonista, un hombre que ha abandonado su trabajo y no tiene más interés que quedarse de amo de casa. A partir de ahí, los encuentros con diversos personajes, todos relacionados entre sí, de alguna forma, y a cada cual más extraño. Porque en el mundo del Pájaro que da cuerda, la gente renuncia a sus nombres como parte de su identidad, los poderes psíquicos, por llamarlos de alguna forma, están a la orden del día, así como la superposición de diversas realidades...todo ello marcado por la visión del mundo de la cultura japonesa, muy marcada por la imposibilidad de mostrar los sentimientos, el concepto de vergüenza y deshonor tal y como lo conciben ellos, la existencia de lugares marcados por "algo", que podría ser una maldición, una corriente de energía espiritual o como queramos llamarlo, y sobre todo, el fatalismo oriental que ambienta toda la historia: cada personaje tiene que cumplir un determinado destino o mover una pieza para que se complete el total de lo que debe suceder. No en vano, uno de los personajes define la profecía con la que es marcado, ya que un adivino le asegura que "no morirá en el Continente, sino en Japón", como una maldición que ha recaído sobre él debido a las atrocidades que presencia en la guerra.
De hecho, según avanza la novela, una adquiere la sensación de no encontrarse ante una narrativa realista, sino ante una novela fantástica en toda regla: como decía antes, hay profecías, realidades superpuestas e incluso uno de los personajes podría considerarse un auténtico villano con poderes sobrenaturales. Y sin embargo, no estamos ante una historia que muestre lo sobrenatural de una forma tan obvia: durante todo el libro se mantienen unidas las dos realidades con las que el autor trabaja (la realista y la sobrenatural) de modo que todo lo que suceda en una tiene su repercusión en la otra.
Me es muy difícil contar nada más sin desentrañar la trama que discurre durante la novela, así que si os interesan las historias en las que se mezclan realidad y fantasía, culturas diferentes y que se leen de una forma vertiginosa pese a su complejidad, os la recomiendo.