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jueves, 1 de octubre de 2015

El corredor del laberinto 2. Las pruebas (2015). Coleccionando tópicos y escenarios.


Cuando funciona, después de toda película juvenil llega su segunda parte. Gran parte de estas, además de adaptar sagas recientes, tienen argumentos similares, con premisas de ciencia ficción, bandos enfrentados, y de ahí, las variaciones que el autor decida. En su mayoría no pasan de ser lo típico que pones un sábado por la tarde para no pensar mucho, y es raro que llegue a estar pendiente de una segunda parte. El corredor del laberinto era uno de esos casos en los que la curiosidad jugaba un papel importante: todo el planteamiento se basaba en el desconocimiento absoluto de los personajes sobre lo que estaba pasando,  para terminar con un cambio completo de registro y escenario. Algo más interesante que Divergente parecía, aunque tampoco era para quitarme el sueño y menos como para ir al cine…Si no fuera por las promociones que están haciendo recientemente. Y debo reconocer que esto de poder ir al cine por ocio sin más, sin tener que planificar qué película ir a ver, es todo un acierto. Especialmente en casos como estos.

 


Tras haber escapado del Claro, un laboratorio simulando un bosque donde los protagonistas habían vivido hasta entonces, Thomas y sus compañeros se encuentran ante un escenario desértico, causado por un brutal cambio climático, y con una epidemia que ha diezmado a la humanidad, a la que ellos, junto a otros jóvenes, resultan ser inmunes. Pero la única cura que ha encontrado C.R.U.E.L. (en serio, esta organización debería despedir a su responsable de marketing), implica el sacrificio de todos los inmunes. Sin más indicios que las memorias que poco a poco van regresando, Thomas deberá cruzar el desierto, entre edificios ruinosos y víctimas de la epidemia, convertidos en monstruos, para poder encontrar a un grupo que se opone a las prácticas de C.R.U.E.L.



Tratándose de una segunda parte, donde generalmente las tramas suelen ir mucho más ralentizadas y perdidas entre dramas con los personajes, esta resulta mucho más interesante que la primera. Lo cierto es que el corredor del laberinto como tal, era un cebo para poder presentar el escenario siguiente, que es mucho más dinámico y amplio que el anterior: ya no dependen tanto del enigma inicial sino de cómo resolver el conflicto posterior, y el que los personajes estén en movimiento en una ambientación más amplia siempre supone mayores sorpresas. También es una ventaja que en todo momento siga manteniéndose un mayor interés por la historia y la acción que por cualquier atisbo romántico entre protagonistas, aunque por desgracia, aquí no pueden evitar incluir un amago de triángulo amoroso que, ni pinta gran cosa, ni aporta, ni siquiera se vuelve a traer a colación.

 


Los elementos que incluyen son todo lo necesario para que a la película no le falte ni un ápice de acción: un escenario postapocalíptico, un entorno muy hostil, infectados, supervivientes y dos facciones enfrentadas. Cosas, que no se puede mentir: se han visto una y mil veces, y la forma de plantearlas no es nada original. Estas parecen puestas un poco porque sí, sin que haya ninguna explicación a por qué del cambio climático, ni a una epidemia que es de lo más aleatorio que han podido imaginarse (a ratos son infectados zombies, a ratos es un virus con síntomas, según necesite el guión) ni mucho menos, un planteamiento más coherente para el enfrentamiento entre la organización malvada y la resistencia de turno, más allá del maniqueo buenos contra malos. La mezcla de estos se han realizado también de una forma bastante poco original: estos escenarios tan repetidos hacen pensar enseguida en Resident Evil, 28 días después e incluso Mad Max, y el único motivo por el que terminan funcionando es por haber invertido bastantes valores de producción a la hora de recreando y porque, en mi caso, ha coincidido que meten gran parte de temas que me gustan, y correctamente hilvanados aunque no originales, por lo que en el fondo, es una mezcla nada innovadora, pero que va por lo seguro y cumple.

 


La orientación de la película también se nota en cuanto al reparto: es una producción donde la mayor parte son actores muy jóvenes, y los secundarios de más edad apenas tienen presencia. Un poco más, en comparación con la anterior, por lo de haber ampliado los escenarios, pero la presencia de Lily Taylor o Aidan Gillen, que es una de las caras más conocidas gracias a su papel de Petyr Baelish, es casi anecdótica. El peso recae en gran parte de los actores de la entrega anterior, bastante eficientes pero con un peso muy mal repartido para todos los que aparecen: exceptuando a su protagonista, y los secundarios que lo acompañan en momentos determinados, el resto se queda en parte de un grupo muy poco definido, sin más carácter que el de salir corriendo y soltar frases tremendistas para acentuar el drama de alguna secuencia. Porque, generalmente no suelo fijarme, pero este ha sido uno de esos casos en los que la calidad de los diálogos se queda por debajo de lo simple.

 


El corredor del laberinto 2 es una película que en realidad, no puede pensarse demasiado. Ni su planteamiento ni los elementos que junta parecen tener una lógica más allá de que combinaban bien y daban para escenas de acción. Pero la mezcla, pese a su falta de originalidad, va funcionando precisamente por unos aportes que siempre ofrecen muchas posibilidades.

2 comentarios:

José Miguel García dijo...

Confieso que me da mucha pereza seguir el cúmulo de "sagas" que está poblando el cine comercial de Hollywood. En algunos casos porque, visto el primer capítulo, no me ha interesado seguir más. En otros porque me echan para atrás las referencias de que se trata de cine para adolescentes que repite esquemas ya sobradamente trillados. Encima, muchas de estas sagas ya no son meras trilogías sino que se extienden y se extienden, a veces incluso con el ardid de presentar el "capítulo final"... en dos partes (Harry Potter, Crepúsculo). La revisión de películas anteriores (a veces, necesario aunque sea para recordar dónde diablos se quedó la trama), encima, no seduce precisamente.

La primera saga de la que desistí tras el primer capítulo fue la de Harry Potter,por aburrido, y aunque gente fiable me insiste en que poco a poco fue mejorando y tiene partes espléndidas, tener que verlas desde el principio me da mucha pereza. Me pasó lo mismo con "Los juegos del hambre": me pareció una mezcla de "Battle Royale" con "La fuga de Logan" y la olvidada "Mensajero del futuro", sosa y con un contenido anti-totalitario de risa. De ahí que ya haya pasado de las nuevas sagas: "Divergente", "El corredor del laberinto", etc. Eso sí, de todas ellas, a priori la que puede que le dé una oportunidad es a esta última: al menos la premisa de partida, y las imágenes que he visto, parecen interesantes.

Renaissance dijo...

En general estas películas, sagas y estrenos están muy marcados por los que han sido blockbusters anteriormente ¿Qué Harry Potter lo fue? Pues venga a intentar adaptar otras series infantiles hasta encontrar la fórmula (solo hace falta pensar en la cantidad de Narnias, Spiderwicks y Seis signos de la luz que salieron en cuatro o cinco años) ¿Qué Los juegos del hambre han funcionado y se terminan? A seguir probando series...
El caso de Suzanne Collins, como su versión al cine me han parecido los mejores en su género (teniendo en cuenta siempre que es un tipo de ficción mucho más marcada que otras por los gustos y edad de su público). Las otras, en cambio, ya me parecen ese intento de encontrar el siguiente éxito: Divergente, aunque me entretuvo al principio, me parece más floja según pasa el tiempo. El corredor del laberinto funciona algo mejor por apoyarse menos en la correspondiente subtrama romántica e intentar explotar los giros finales de su primera entrega, y los escenarios de la segunda. Que, en este caso, han resultado ser todos los estereotipos del cine postapocalíptico que suelen gustarme.

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